
Querido A.,
¿se ha roto el Blog de Arcadi Espada? Aparentemente, no: sigue habiendo entradas diarias y algunos irreductibles aún dejamos comentarios en la página del (maldito) 30 de diciembre. Supongo que la situación de provisionalidad durará poco. Hasta el próximo jueves a las 11 de la mañana que es cuando, según la escasamente informativa ventana intitulada “Nickweek”, podremos dejar –supongo– comentarios regulares. Ignoro las razones que te han llevado a tomar esta decisión pero, aún ignorándolas, no tengo por menos que respetarlas. A ninguno nos pediste permiso para abrir el blog; al cabo, nada nos debes, parafraseando a Machado, y libre eres para dejarlo en una especie de limbo semanal. Eso es, precisamente, lo que no entiendo. ¿Abrir el corralito una vez a la semana, para que descarguemos nuestras bajas pulsiones de blogueros enganchados? ¿Darnos un desahogo? Porque, aparentemente, no se trata de convertir el diario en semanario, que tendría una cierta lógica, sino de mantener el diario reduciendo la participación a una visita semanal, a un vis-a-vis hebdomadario, quizá tan triste, rápido y brutal como su homónimo penitenciario. Vamos a ver si la cosa funciona; yo deseo que lo haga, bien que no sea particularmente optimista al respecto, por decirlo de forma suave. Mi pesimismo responde a que –me malicio– la vitalidad del blog, la inmediatez, la fragancia de lo recién cortado, se van a resentir fuertemente. ¿De cuántas noticias nos hemos enterado, en tiempo real, gracias al blog? ¿Cuántos interesantes artículos, seleccionados por otros blogueros, hemos leído que, de otro modo, nos hubieran pasado perfectamente desapercibidos? Esto es simplemente imposible repetirlo, salvo pura casualidad, con sólo veinticuatro tasadas horas semanales de contacto directo. El nuevo formato será un lenitivo para la blogadicción. Sin duda. Ya me imagino filas de esposas y maridos agradecidos, queriendo expresarte su más sincera enhorabuena, su total e inquebrantable adhesión al nuevo “Nickweek”. Pero no se me ocurren, de verdad, más ventajas.
Hay otras consideraciones que no puedo dejar de hacer. Entiendo que te sean perfectamente fútiles y no tengan, claro está, peso alguno en su decisión. Pero para mí, son importantes. El “entramado de afectos” (la idea es tuya) que el blog ha creado, no es en absoluto despreciable. No ya de afectos personales –en los que no voy a entrar ahora, porque ya lo he hecho por lo menudo aquí mismo en repetidas ocasiones–, sino de afectos ideológicos, intelectuales, políticos incluso. ¿Es ajeno, por ejemplo, el blog al éxito que tuvo la presentación de Ciutadans en Madrid? ¿Habrían tenido la resonancia que tuvieron los “Diarios 2004” o “La decadencia de Cataluña” sin el blog? No voy a entrar ya en los resultados electorales de Ciutadans en las elecciones catalanas, por ser una cuestión esta del voto y su búsqueda que afecta fundamentalmente a los blogueros catalanes; pero su extensión a toda España, ¿habría sido la que es sin el blog?
En fin, A.: ojalá que nos vaya bonito. Pero, personalmente, claro, claro, lo que se dice claro, no lo veo: para qué te voy a engañar…
Sigue con salud.
J.M.